Blogia
el bolso de Pili

abrazos gratis, ¿a qué precio?

La primera vez que vi el video fue en un email de Luis. Después, conmovida y emocionada, lo colgué aquí. Me uní y firme donde ponía una equis de "yo quiero abrazos gratis", y como la gripe, lo pegué por email y por blog.

A los pocos días, me los encontré por las calles y hoy, sigo viéndolos colgados con su cartel de "abrazos gratis". Mmmm me temo que no he entendido bien esta acción. Cuando vi el video, me dije: "Pili, tenemos que pararnos. Tenemos que dejar de correr para dar más besos, para querer más y sobre todo, para decirle a todos los que queremos, que los queremos. ¿No es triste que los abrazos, que son gratis, los vendamos tan caros?". Y ahí empezó mi conmoción. Y me dejé seducir. Y desde entonces, los lunes, cuando llego al taller, reparto besos. Y encima, me gusta. Y lo mejor, me sale solo.

Hoy, me decía alguien, había vuelto a ver a los de "abrazos gratis" por la calle. Y hoy, me digo, mal vamos. ¿Para dar abrazos tenemos que poner cara de bueno y llevar un cartel? ¿Para qué queremos darle abrazos a desconocidos? ¿Cuando llegan a casa y sueltan el cartel siguen dando abrazos?

No me gustan estas acciones tan de plástico. Tan provocadas. Tan artificiales. No me gusta que nos hagan falta, es más, me preocupa. La vida es como el zumo de bote. Tanto conservante, colorante y emulgente, hace que las cosas pierdan su sabor original. Puede que fuera un sabor más seco, o más complicado, o que tuviera pulpa y trozitos de cáscara, pero aquello era zumo de naranja. Pues lo mismo pasa con estas cosas. Me preocupa que sean necesarias y también que nos acostumbremos a ellas.

Me decía una amiga recién parida y recién iniciada en estas preocupaciones, que los bebés, al estar ahora tan asépticos y aislados, están menos preparados a inmunizarse, y hay más alergias infantiles. No se si es un falso mito o si es cierto, pero eso sí que pasa en el resto de la vida: todo es tan puramente artificial, que nada mancha y nada deja marca y si por casualidad un día, salimos a la calle y pisamos un charco sin botas de plástico, se nos enferma hasta el corazón. ¿Estamos aislándonos tanto de la vida, que no estamos preparados cuando nos cruzamos con ella?

0 comentarios